Desde que las técnicas de cultivo de arroz llegaron desde China, los japoneses han crecido junto a arrozales. Si incluimos la segunda mitad del período Jomon, el cultivo de arroz en Japón tiene una historia de más de 2.500 años. El arroz se adaptó perfectamente al clima japonés. La planta germinada de un solo grano, al año siguiente da más de mil granos. Su productividad es sorprendente, ya que un grano se multiplica por mil. Japón es un país de relieve muy acentuado con pocas llanuras. Para cultivar el arroz como el grano básico, los japoneses han tenido que trabajar duro para crear arrozales bajo riego incluso en las zonas montañosas. Cada año, los productores rezan por tener buena cosecha, siempre temerosos por las adversidades que pueda haber y se alegran al recolectar los granos en abundancia. De esta manera, el arroz ha sido un cultivo muy cercano para la superviviencia de los japoneses.
Los japoneses viven durante todo el año siempre atentos por el desarrollo de las plantas. La relación entre el pueblo y el arroz es tan estrecha que en lugar de decir que la cultura japonesa se desarrolló en torno del arroz, algunos hasta sostienen que la cultura japonesa nació del arrozal.